-Voy a asesinarte,
hoy voy a asesinarte. ¿Eso es gracioso? Parecería que te ríes. ¿Quieres reír más?
Te incendiare. Haremos un pequeño incendio con tu cuerpo. Todo desaparecerá
después: El frio, el hambre, la confusión, la sed. ¿Quieres un padre? Bueno pequeña
Judith los padres no son graciosos, los padres no son gente que pretenda
alegrarte el día, su negocio es duro: hay que dirigirse a alguna parte, buscar
dinero, buscar amigos, buscar otra mujer, no es bueno coincidir con el padre
cuando se ha arruinado, son violentos. Por eso te incendiare. Luego comprare un
boleto de lotería, entrare a un bar a beber la noche entera, luego saldré como
un muerto que se desliza entre otros muertos, sin aliento, aunque estén vivos
sin aliento, será divertido tener novecientos hijos contigo y abandonarlos luego.
El problema será proponer novecientos nombres. Estoy ebrio y no creo incluso
que existan tantos nombres en el mundo. Pero no te preocupes princesa, porque
luego al día siguiente iremos a desayunar y compraremos un perro, un perro
triste como deben ser los perros porque son amigos del hombre y eso entristece
a cualquiera. Así las cosas se pondrán mejor… recordaremos a los héroes del
pasado que han muerto por necedades e incoherencias como lo haremos nosotros,
con la diferencia de que no seremos llamados héroes si no estúpidos. Pero nosotros
refundaremos el mundo. Novecientos hijos y el desecho de su mierda. Novecientas
horas malgastadas de vida. Redención y camino sin futuro. Mañanas sin consuelo.
Caminaremos de la mano y surgirá de entre la sed el augurio de una nueva casa
para los desparecidos de esta guerra… tómame del brazo. Mira el perro. ¿Te
gusta este?
-No.
-¿Te gusta este?
-No.
-Eres bastante menor que yo y a mí me
gusta este. Debe gustarte este.
-No.
No importa, llevaremos este. Le
pondremos “Mamut” ¿Te gusta?
-El nombre si, el perro no.
-Ya te gustará. ¿Parece un mamut, no?
-Sí.
-Bueno, vamos al escondite, ahí te abriré
las piernas y comeremos mientras Mamut nos observa gemir. Que gracioso, nunca
he tenido un perro… es la primera vez… ¿Tienes dinero? Necesito pagarlo.
Gracias. Ahora el perro es nuestro. Abre la puerta. Entra a la habitación.
Cierra la puerta del baño. Me gusta tu cabello. Abre más las piernas. Ahora el
perro te observaba desnuda, mira su rostro, corre a esconderse detrás del sillón de la
sala. Le das miedo desnuda. Ve por él. Déjalo aquí. Golpéalo. Golpéalo. El
perro deberá aprender a aceptar tu desnudes. Tendrá que aprender a saber que
una mujer desnuda no es lo peor que podrá ver. Golpéalo más. No importa que
llore. Se cagó. Se subió a la mesa. El perro debería largarse de aquí. Debería
extinguirse como los mamuts. No tengo humor para cuidar de perros. Es un asco
el perro. No llores. Deja de llorar. Mira, aquí le traje algo. Es un hueso de
plástico y una correa. Lo tendremos atado en el sitio del lavadero. Ahora el
perro intentó escapar. Lo golpearemos más. Ahora le traje otra cosa… ¿Te gusta?
Es una placa… es mi placa del ejercito, pero ahora dice su nombre, lo he
marcado con la ayuda de un clavo. Ya han pasado tres meses y el perro sigue sin
querer comportarse como un perro. No salta, no mueve la cola, no ladra a los
ladrones. Tampoco come. Ahora ya no deberíamos llamarlo así. No parece ya un
mamut, parece una rata, le apodare entonces rata. Maldita suerte. Todo nos sale
mal.
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