jueves, 29 de noviembre de 2012

Presentación del libro en la ciudad de Puebla

La presentación del libro, contara con la presencia del autor y el desarrollo de una lectura performance a cargo de la actriz Lorena Castañon, bajo la dirección del maestro Arturo Honorio Moreno.La entrada sera gratuita.

Las precipitaciones de la furia


 “ Con el aperitivo repugnante (de los periódicos) el hombre civilizado riega su comida matutina”
Baudelaire

“¿Podemos sacar a nuestro hombre ensangrentado a pasear al parque..?
Ángel Hernández


               Aproximación al interior de una ballena es una máquina lacónica que atestigua el devenir de la impotencia en cinismo poético adentro de una sociedad imposible de vivir. Ahí la única justicia es la libertad de transgredir el hartazgo de su sordidez con un ojo lírico: en esa mirada la desmesura toca su extremo para revertir la imaginería de la sangre en existencias secas, concisas, indolentes y paisajes níveos.

             Paisajes nublados que indeterminan la coordenada del sufrimiento. No hay una cartografía para el dolor: su territorio puede llamarse melancolía suicida de país nórdico, vacío existencial de autopista norteamericana o avenida-matadero con hoteles sucios de algún puerto que ha extraviado toda gobernabilidad.

Ángel Hernández es un poeta escénico que hace de su sensibilidad una nave de salvamento, capaz de rastrear lo “bello horroroso” refugiado en el ejercicio de lo despiadado, para así llegar a dialogar sin arder de forma visible sobre la historia de la sangre y transformar en una poética espectral, las precipitaciones de la furia.

La mirada del que ha escrito este libro construye en él un colapso de la brújula (la decadencia de una comunidad es equivalente a otras decadencias del mundo) ante la urgencia de interpelar la noción de humanidad en tiempos de guerra, una interpelación que como en una operación alquímica decanta el estado de shock del melodrama en mordaces versos que ríen como Pierrot, para no llorar.

No es que los habitantes de la sociedad imposible trazada por su autor intelectual como un vivarium u observatorio de los despliegues de la anomalía, no padezcan la violencia, sino que al nacer inmersos en ella han retorcido su prototipo bajo el amparo del sarcasmo para sobrevivirla y aprender  también a observarla como quien estudia la vida desde un mirador.

          Adentro de ese mirador sus especimenes interactúan y conviven con la imposibilidad civil a la vez que se distancian para descubrirse a sí mismos como personajes que responden y se relacionan en ese marco sin tiempo; y al verse descubiertos relatarse, atestiguarse en un anhelo herido de autoafirmación.

Ahí, bajo el auspicio y lógica del cinismo poético las prioridades se desplazan. A un soldado herido le importa más que su sopa esté limpia de las gotas de su sangre que él mismo desangrarse. Las convenciones convulsionan  y una adolescente se deleita lascivamente con el olor de las heridas de la muerte.

Los lugares comunes de la belleza se rebelan y el cuerpo venerado, prehistórico de un cetáceo es entonces mapamundi, recipiente indirecto y expansión de un tránsito vedado: en el interior de una ballena viaja la mercancía que sostiene los sueños de cualquier obrero del Narco disfrazado de defensor (animal corrompible) de la Nación.

La cocaína se llama Ballena, la fábula del hombre que aprendió a volar sólo realiza su moraleja bajo la condición de que sea en mil pedazos, el idealismo del paraíso se reduce a la fundación de un supermercado y la sangre (como en el título de la novela emblemática de Capote) es fría, aséptica, blanca.

Entre el cinismo y el civismo media tan sólo una letra y la obra cuenta desde distintas posturas la estrechez de ese espacio en el que los valores se prostituyen hacia su contrario, a partir de Clara-Judith, su madre y Edward quienes protagonizan esta particular  Lolita  o road-movie del crimen organizado.  

En la sociedad imposible de vivir reina la inutilidad y el intento de enumerar los asesinatos impunes que ahí se cometen es equiparable al intento de una persona por medir con una regla aquello que Luis Aragón llamó “la patria de los pájaros”: vasto e infinito es el anonimato como los confines invisibles del cielo. El desaliento muta entonces en la susodicha poesía cínica, que sale disparada en frases-verso lacerantes provenientes de la subjetividad resentida de personajes apáticos, apátridas, ciclados en el delirio de la devastación.

El escrito de Ángel Hernández es un dédalo-interrogatorio sin salida, una Aproximación al interior del ethos que circunda a la milicia ¿Qué puede haber en la imaginación de un soldado que acata, estorba, aniquila, desperdicia su destino como un perro adentro de esta guerra de estupefacientes? ¿Cuál será la herencia moral hacia su progenie y cómo en esa descendencia se encuentra aleccionada, traumatizada la brutalidad ?¿Qué enfermedad de la fuerza hará que Edward desee convertir a un perro que inicialmente aparenta ser un mamut en un perro rata? ¿Cuál es el limbo entre lo lícito y su profanación cuando el mundo se pisa con las botas de un soldado en la sociedad-mirador imposible de vivir?

En la ciudad a nadie le lastima el dolor ajeno y funciona más bien como propulsor para evasores e indiferentes que se engañan y se curan del impacto en una rutina del escapismo.

En la ciudad los lastimados también quisieran entonces huir hacia otra imposibilidad vaciada, hecha de principios desconocidos: fugarse al espacio sideral  como astronautas –utopía y platonismo del personaje de la madre- para vagar dulcemente por la nada del espacio, nulificar el mundo desgastado ya de nosotros y explorar así otras credulidades planetarias con las cuales volver a inventar y practicar la ilusión que tenemos de lo humano.


Shaday Larios

Invitacion a la presentacion del libro en la ciudad de Guadalajara


De soldados y ballenas


El texto ganador del Premio nacional de dramaturgia “Altaír Tejeda de Tamez”, es un diálogo revestido por el contexto de la guerra contra el narco y la descomposición social en el país

Por Patricia Mignani


El pueblo ha dejado de habitar su ciudad”, se lamenta Ángel Hernández, con ojos tristes como expresión constante y con un espíritu pacífico al hablar. Explica de qué se trata Aproximación al interior de una ballena, su reciente libro y obra ganadora del primer lugar del Premio nacional de dramaturgia “Altaír Tejeda de Tamez”.

Fragmentos del texto dramático de Hernández, fueron representados en Guadalajara la semana pasada en Casa Vallarta. A pesar de que el libro se acaba de imprimir, ya es la tercera vez que lo dan a conocer. Antes lo habían hecho en el Distrito Federal y en Monterrey.

Con tres pescados colgados desde el techo y sangrando sobre la tarima de madera dispuesta en Casa Vallarta, dos actores dan vida a frustraciones, complejos y realidades violentas de una adolescente precoz de 16 años y un soldado baleado que ya no sangra y que se corta la lengua, porque se da cuenta que es mejor dejar de hablar.

Hernández está ahora en la fase de difusión, pero el proyecto inmediato es la puesta en escena, que planifica para mediados de 2013, para la cual ya hay alternativas de montaje con otras compañías de teatro del país.

El libro cuenta la historia de dos soldados que se encuentran de guardia en una playa de Baja California Sur, en donde encalla una ballena muerta con 40 kilos de cocaína pura en su estómago, motivo por el cual el animal marino muere. A partir de eso, la delgada línea entre ser el narcotraficante y el soldado que defiende el narcotráfico, será cada vez más difícil de delimitar: “Esto nos sirve para revisar la moral que corresponde al soldado mexicano, que se nos ha venido diciendo que es el héroe y que está para salvarnos. El militar se encuentra en un momento en el que tiene que tomar la decisión frente a la disyuntiva de devolver la mercancía o venderla y comenzar un negocio aparte”.

El autor explica de dónde viene la metáfora de la ballena y cómo se relaciona con la violencia y el narcotráfico: “Se está mermando la capacidad de aproximarse a la ciudad, de seguir realizando las actividades diarias. La gente no sale, evita exponerse a ciertas horas de la noche en lugares en donde anteriormente la vida transcurría de una manera normal. Esto la va aproximando cada vez más al interior de esta ballena, que para muchos podría ser el lugar más seguro, tan paradójico como estar dentro de las fauces de un monstruo, donde de alguna forma, desamparadamente, podamos seguir viviendo”.

Agrega: “Creo que el imaginario de la gente se encuentra muy golpeado a partir de la nota roja, de lo que vemos en los noticieros a diario, de lo que se cuenta, y ese imaginario se ha construido en una forma tan fuerte, que ya puede ser considerado como un riesgo más”.

Ángel Aurelio Hernández Arreola es de Tampico. Se ha criado entre balas y violencia. Cuenta que esta es una obra que se desarrolla en ese contexto, pero que también busca alternativas de negociación con otras realidades. Dice que en Tampico hay tres bandos: el ejército mexicano y los dos cárteles que se están disputando la plaza. “Todo se ha dado de una forma increíblemente violenta y la sociedad civil está al centro de todo ello, literalmente, recibiendo las balas”.

El joven actor, dramaturgo y director de escena, también ha diseñado un modelo de difusión artística, que incluye a espacios y jóvenes olvidados en Tampico. En su compañía Asalto teatro, tiene un programa que hace ya varios años realiza en lugares devastados por el huracán “Hilda” en 1955, en los cuales ejecutan programas de investigación y exploración de espacios en condiciones de ruina. Así la compañía de teatro comenzó a intervenir espacios con el ánimo que convertirlos en foros de experimentación escénica.

De esta forma se logró el Festival Iberoamericano de Teatro Emergente, llamado Teatro para el fin del mundo y que tuvo la primera emisión en agosto de este año, en el que invitan a compañías para que intervengan estos espacios. Los actores también hacen un festival en Arriaga, Chiapas, con la comunidad emigrante que espera el paso del tren para llegar a Estados Unidos. En este Festival de la Bestia presentan teatro, música, poesía y proyecciones de cine y las presentaciones están situadas en los vagones del tren.

Hernández recupera, con los movimientos generados a través del teatro y con su reciente libro, el espíritu de lo que se propone: “Tenemos pocas alternativas, los artistas y la sociedad civil. Creo que a partir de este cruce de caminos que nos deja en un vacío profundo, se nos obliga a tener una respuesta inmediata. No nos podemos quedar como los mártires de esta historia. Necesitamos salir de este papel, que de pronto se vuelve inevitable, de la víctima como sociedad, para volvernos los actuantes de una realidad que nosotros queremos para nosotros”.

Edward en el hotel, mientras Judith duerme



Hagamos como si nada hubiese pasado
tengamos un pacto con el silencio
mostremos la cara
los ojos están cada vez más abiertos
cuando sucede que ha llegado el tiempo
de ser testigos de algo que huele a mierda
y no es más que nosotros mismos

No hagamos crecer la desobediencia
no hagamos que los viejos envejezcan con nosotros
tristes, sabiendo que en nuestras manos
no existe ningún destino para creer
solo acumular traiciones
caminar a oscuras
descender
Hace algunos años
alguien adquiría confianza en una promesa
ahora nos quedamos mudos

Le conté a ella mis planes:
poner un supermercado 
ocultarnos de por vida
y tener un par de hijos

No es bueno llorar
no es bueno querer saber quién soy

Trate de parecer normal
pero lo cierto es que se me escurría el deseo
de pensar que era domingo y no debía preocuparme
por aparentar algo que no soy

Se lo dije
luego le prometí regresarle a casa
si algún día todo volvía a salirnos mal

No es sencillo adivinar que piensa una mujer
mucho menos cuando en realidad es una niña

Apenas le vi las piernas y el culo
sentí que debía seguirla para el resto de los días
de sus días
porque los míos parece que cada vez son menos
esa es la verdad

Pocos salen ilesos de esa emoción
pocos dudan también antes de decidir hacerlo
yo caminaba y de pronto ya era jueves
y de pronto mi cara estaba frente a su ventana
y su madre me invitaba a pasar
eso es todo

Pasamos la semana encerrados en ese hotel
hablamos, pero hablar no es suficiente
solo cumple un propósito que es escucharse la voz
 y al cabo de un tiempo se vuelve inútil

Luego el triste camino de tener que buscar otra habitación
por no poder pagar el alquiler
luego no soportar la vida sin estar ahí
cerca, cerca de ella
siempre

Finalmente después de algún tiempo
ella desaparecerá, lo sé
me mirará bien una mañana luego de que hayamos
despertado y le pareceré quizá más viejo
y más sucio de los pies
avanzará a la ventana y ahí estará el futuro
sobre los hombros de un muchacho apenas joven
que ande en motocicleta
eso es todo

Ella desaparecerá   
y ya entonces, mi tiempo desaparecerá también como el dinero

Las carnicerías abrirán a las diez
pero yo no tendré ánimos de comprar un poco
de carne e ir de vuelta a su casa
para llevarla a su madre que morirá en silencio
sin saber nada de ella
asomada a la ventana
sin hablar

Aproximacion al interior de una ballena en la semana de la dramaturgia Nuevo Leon 2012


Lectura dramatizada de la semana de la dramaturgia Nvo Leon 2012

Lectura realizada en el teatro de la ciudad bajo la dirección de Rachid Marcos y la asesoría de Fausto Ramirez 

El hombre que aprendió a volar (en mil pedazos)


-El invierno sacude las ciudades. Alguien dijo que el invierno es comparable a la vejez del tiempo… bueno, se han dicho en realidad tantas cosas y al final resulta que todo aquí, en esta ciudad, es una estúpida mentira. En cualquiera de los casos aquí solo hay por el momento invierno, y más allá del invierno ruinas… y mas allá de las ruinas nada… o quizás algo, pero no lo sabemos, en buena medida por que nadie se anima a moverse de su sitio, por más que conforme pasan los días, pierda comodidad y gracia… la ciudad ha quedado vacía y el vacio es comparable a desayunar sin jugo de naranja o quedarte sin teléfono celular... ¿Me escuchas?

-Papá, contaba la historia del hombre que aprendió a volar en mil pedazos.

-Cuéntala, ya ves que no he sido bueno jamás con las historias…

-Un hombre quería volar y aquel sábado 30 de agosto hubo granada para el desayuno. Papá me contaba esa historia. El hombre voló en mil pedazos. ¿Quién asegura que fueron mil? ¿Alguien los contó? ¿Alguien conto los pedazos? No. Sin embargo aseguran que fueron mil y con eso basta. En las historias que cuentan los padres con eso basta. ¿Quién era ese hombre? ¿De dónde salió? El hombre que aprendió a volar en mil pedazos salió de la imaginación de un soldado. De un soldado que había matado accidentalmente a un par de adolecentes, quizá antes de que llegaran a pasar un domingo por la tarde en el mar. Luego el soldado guardo silencio. Camino hacia el sitio donde se encentraban los cuerpos y ayudo a sacarlos del auto, para tenderlos sobre la carretera como si la carretera fuera la orilla del mar. Luego encendió un cigarrillo y pensó en volar. Luego pensó en la historia de un hombre que como él, a momentos sentía la necesidad de volar en mil pedazos. Es decir: hacerse explotar. 

Cartel de la lectura dramatizada organizada por el circulo teatral


Lectura dramatizada en el Circulo teatral



Con las actuaciones de Aida López, Mayra Sérbulo, Mónica Gómez, Rodolfo Nevárez y Víctor Carpinteiro. Bajo la direccion de Arturo Honorio

900 hijos



-Voy a asesinarte, hoy voy a asesinarte. ¿Eso es gracioso? Parecería que te ríes. ¿Quieres reír más? Te incendiare. Haremos un pequeño incendio con tu cuerpo. Todo desaparecerá después: El frio, el hambre, la confusión, la sed. ¿Quieres un padre? Bueno pequeña Judith los padres no son graciosos, los padres no son gente que pretenda alegrarte el día, su negocio es duro: hay que dirigirse a alguna parte, buscar dinero, buscar amigos, buscar otra mujer, no es bueno coincidir con el padre cuando se ha arruinado, son violentos. Por eso te incendiare. Luego comprare un boleto de lotería, entrare a un bar a beber la noche entera, luego saldré como un muerto que se desliza entre otros muertos, sin aliento, aunque estén vivos sin aliento, será divertido tener novecientos hijos contigo y abandonarlos luego. El problema será proponer novecientos nombres. Estoy ebrio y no creo incluso que existan tantos nombres en el mundo. Pero no te preocupes princesa, porque luego al día siguiente iremos a desayunar y compraremos un perro, un perro triste como deben ser los perros porque son amigos del hombre y eso entristece a cualquiera. Así las cosas se pondrán mejor… recordaremos a los héroes del pasado que han muerto por necedades e incoherencias como lo haremos nosotros, con la diferencia de que no seremos llamados héroes si no estúpidos. Pero nosotros refundaremos el mundo. Novecientos hijos y el desecho de su mierda. Novecientas horas malgastadas de vida. Redención y camino sin futuro. Mañanas sin consuelo. Caminaremos de la mano y surgirá de entre la sed el augurio de una nueva casa para los desparecidos de esta guerra… tómame del brazo. Mira el perro. ¿Te gusta este?
-No.
-¿Te gusta este?
-No.
-Eres bastante menor que yo y a mí me gusta este. Debe gustarte este.
-No.
No importa, llevaremos este. Le pondremos “Mamut” ¿Te gusta?
-El nombre si, el perro no.
-Ya te gustará. ¿Parece un mamut, no?
-Sí.
-Bueno, vamos al escondite, ahí te abriré las piernas y comeremos mientras Mamut nos observa gemir. Que gracioso, nunca he tenido un perro… es la primera vez… ¿Tienes dinero? Necesito pagarlo. Gracias. Ahora el perro es nuestro. Abre la puerta. Entra a la habitación. Cierra la puerta del baño. Me gusta tu cabello. Abre más las piernas. Ahora el perro te observaba desnuda, mira su rostro,  corre a esconderse detrás del sillón de la sala. Le das miedo desnuda. Ve por él. Déjalo aquí. Golpéalo. Golpéalo. El perro deberá aprender a aceptar tu desnudes. Tendrá que aprender a saber que una mujer desnuda no es lo peor que podrá ver. Golpéalo más. No importa que llore. Se cagó. Se subió a la mesa. El perro debería largarse de aquí. Debería extinguirse como los mamuts. No tengo humor para cuidar de perros. Es un asco el perro. No llores. Deja de llorar. Mira, aquí le traje algo. Es un hueso de plástico y una correa. Lo tendremos atado en el sitio del lavadero. Ahora el perro intentó escapar. Lo golpearemos más. Ahora le traje otra cosa… ¿Te gusta? Es una placa… es mi placa del ejercito, pero ahora dice su nombre, lo he marcado con la ayuda de un clavo. Ya han pasado tres meses y el perro sigue sin querer comportarse como un perro. No salta, no mueve la cola, no ladra a los ladrones. Tampoco come. Ahora ya no deberíamos llamarlo así. No parece ya un mamut, parece una rata, le apodare entonces rata. Maldita suerte. Todo nos sale mal.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Sesiones de ensayo


Sesiones de ensayo para la lectura efectuada en el marco del dia mundial del teatro 2012 en el Circulo teatral de la Cd. de Mexico.